Sale por la puerta
antes de entrar,
sueña en espejos
– rotos – ya, atrás.
Se come las palabras
antes de cenar,
tragándose los besos
– todos – y algo más.
Se duerme en la mesilla,
allá donde el reloj
sin darle cuerda al mundo,
– solitario – turn the world.
Amanece a deshora,
hambre de sofá,
caricias superfluas
pausado, banal.
En sábanas de seda,
con abrazos superpuestos,
de gemidos de poeta
y silencios siempre llenos.
De abruptos movimientos,
son sencillos nuestros besos,
de sonrisas prohibidas
y consciencias: nuestro juego.
Entrecortada, alguna,
Exuberantes sus pechos
que a los ojos de la infancia,
se critica – erróneamente –
la experiencia del deseo.
Abrazos en abrigo,
calor en espiral,
se rozan -sólo eso-
una noche casual.
Amanece muy temprano,
dulce despertar,
acabo un sueño,
sábado, sin fiebre,
y sin olas en el mar.
Madreselvas,
las tupidas,
sé tu nombre,
de cristal,
estoy absorto,
Yo las veo,
las golondrinas,
las oscuras,
volverán… *
para girar,
otra vez,
hacia atrás.
* Adaptación. Estrofa escrita a partir del poema “Volverán las oscuras golondrinas de G.A. Bécquer”.
** “Et dec una nit de divendres”. Dimas Rodríguez (2013)