A mi abuelo, Quico
Hay veces que la sangre
te recorre por las venas,
suplicándote a gritos
que huyan todas tus carencias.
Hay dias que la infamia
te engaña alguna noche,
olvidando la injusticia
de la vida entre los nobles.
Hay tardes que despiertan
peripecias en contornos,
cerrando siempre algunos ojos,
abriendo otras apariencias.
Hay momentos que te cogen
de la mano, invisible,
soltándo tu corazón
desgarrando algo sublime.
Mientras, alguien, te susurra,
al oido del silencio,
aún es pronto para el sabio
ya es muy tarde para el viejo.
Hay suertes momentáneas
ya vividas,
de vidas esdrújulas,
sentidas,
hay seres fabulosos
y mentiras
y verdades entre otros,
medias farsas.
De senderos que corrieron por caminos,
de montañas que barrieron las llanuras,
de amarillas lunas llenas, negros soles,
de salidas y ocasos sin penumbras.
Del mañana recordado,
del ayer, nunca vivido,
de las horas que volaron
y de instantes sucumbidos.
Nunca olvidé aquel segundo,
aquel intante duradero,
me abrazaste con los ojos,
me estrechaste (mi mano)
con tus viejos,
dulces dedos.