Yo no hice nada;
Yo no morí.
Guardé todos mis recuerdos
con la mano izquierda al frente
y con miedo en los bolsillos,
– o al revés, ya ni lo sé -.
Me alejé sin más palabra
que el crujir de aquel asiento,
muy lejano al horizonte:
soy pretérito y cristal.
Y me sueltan: Abandono.
Siento la escarcha imprecisa.
¿La guitarra entona un triste?
Quizá mañana, hoy no.
Veo soldados armados.
La mirada clara, lejos.
Sobrevivo a bocajarro.
Dejo en el muro mi aliento.
Fotografía de la Plaça Sant Felip Neri, Barcelona. De Dani Espresate Romero