Y si en algún final
sientes que no has llegado dónde querías,
que no has cruzado aún la línea continua,
que el tiempo no te dio aún sus frutos,
que el camino trazado no fue llano.
Te invito a voltearte — y verás
que la mínima distancia nunca es corta,
que las líneas solo marcan los caminos,
que se trata de ir sembrando en tierra fértil,
y que en los senderos curvos
se aprende.
Y mirando a un horizonte infinito,
verás que ese final
es, solo, otro principio.